El futuro de la moda es digital

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En los últimos 20 años, la tecnología se ha extendido hacia todos los campos; no obstante, un mundo que se ha visto muy poco afectado por la digitalización es el de la moda. Intel, una de las empresas que más impulsa la aplicación de la tecnología en nuevas áreas, se encuentra detrás de la mayoría de intentos en esta dirección:

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Adrenaline Dress (2015)

En la New York Fashion Week de 2015, junto al estudio CHROMAT de la diseñadora Becca McCharen-Tran, se presentó el vestido Adrenaline dress. Esta prenda fue creada mediante impresión 3D en fibra de carbono, la cual forma una malla cubriendo toda la espalda. Mediante el uso de sensores y un chip Intel Courie, detecta cambios en el ritmo respiratorio y reacciona expandiéndose ante situaciones de peligro o estrés.

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Spider Dress (2015)

Spider dress, de la diseñadora alemana Anouk Wipprecht, es otro ejemplo de moda que reacciona a su entorno. También haciendo uso de la impresión 3D, explora un concepto similar al Adrenaline dress desde el prisma del espacio personal: las patas de araña que tiene sobre los hombros se despliegan cuando alguien se acerca más de la cuenta. Los dos elementos centrales que recuerdan a los ojos de una araña cuentan con sensores de proximidad, los cuales permiten detectar este tipo de intrusiones. Finalmente, en caso de que la portadora quiera permitir la cercanía no tiene más que respirar profundamente, haciendo que las patas se recojan.

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Butterfly Dress (2016)

En 2016 Intel revisita el contraste entre la alta tecnología y la reacción animal en Butterfly Dress, su último vestido inteligente. En este caso la distancia vuelve a ser el elemento central de la pieza, pero la respuesta que se obtiene a la proximidad es mucho menos hostil: Al acercarse al vestido, las mariposas que se encuentran sobre los hombros aceleran su aleteo para, finalmente, salir volando en todas direcciones.

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Finalmente, otras marcas han hecho sus pequeñas incursiones en el mercado de los wearables desde un punto de vista más práctico. Una de ellas es Polo Ralph-Lauren, firma que ha presentado una camiseta deportiva inteligente pensada para tenistas. La camiseta cuenta con una sensorización capaz de medir factores como el ritmo cardíaco o el nivel de estrés, además de registrar el movimiento. Después de un entrenamiento, una app para dispositivos móviles analiza el rendimiento deportivo basado en los datos recogidos por la prenda.

En conclusión, la fusión de la tecnología con la moda no ha hecho más que comenzar, pero estas y otras iniciativas muestran un pequeño adelanto de lo que podremos ir viendo en los próximos años. Si bien es cierto que el boom de los wearables ha decaído últimamente, con malas noticias como Intel cerrando la división responsable de estos ejemplos, el avance de esta unión es inevitable. El futuro de las prendas inteligentes está mucho más cerca de lo que pensamos.

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